CONTEXTO HISTORICO

Dostoievski vivió en una época en que la masa democrática manifiesta y activa sus derechos. Esta masa la integraba una parte del pueblo, inquieto hasta lo más hondo por el auge del capitalismo y por la derrota sufrida por el movimiento revolucionario durante el tercer, cuarto y sexto decenios del siglo XIX. El núcleo de esta masa lo constituía, como se decía en la literatura, el «hombre insignificante», que tan magistralmente retrata el escritor en sus obras.
Era una época de transición, que, según palabras de Marx, a pesar de los brillantes éxitos de la industria y la cultura, se caracterizaba por unos rasgos "de decadencia, que superaban con mucho todos los horrores que conoce la historia de los últimos tiempos del Imperio Romano". Las específicas facultades del talento de Dostoievski, su sensibilidad hacia los aspectos trágicos de la vida y su compasión hacia los sufrimientos humanos, que ya había señalado Belinski, convierten al escritor ruso en el Shakespeare de su tiempo. En el género de novela-tragedia creado por él, Dostoievski encarna para el futuro con extraordinaria fuerza muchos de los trágicos rasgos de la vida de Rusia y la Rusia en la que vivió Dostoievski presentaba una enorme peculiaridad con respecto a Occidente. En pleno siglo XIX el país era aún feudal, con un régimen de señores y siervos, como fue, durante la Edad Media, Europa.

La época de Dostoivski corresponde a los reinados de Nicolás I (1.825-1.855), que se caracterizó por su despotismo, y de Alejandro II (1.855-1.881), de espíritu más tolerante, este zar abolió la servidumbre y realizó ciertas reformas políticas y administrativas. Fueron tiempos de fuertes tensiones, en el terreno ideológico, entre corrientes tradicionalistas y progresistas.


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